Agar
Autor: Wil Gafney
Traducción: Ruth Iliana Cohan (Asociación Bíblica Argentina)
Agar es quizás más un epíteto que un nombre, Ha (“la”), gar (“extranjero residente”). Ella es una mujer o una muchacha africana (egipcia) en edad de procrear, mantenida en la esclavitud por Sara (Gen 16:1). ¿Se suponía que la audiencia de habla hebrea que escuchó por primera vez su historia (y los que seguimos) creía que su nombre egipcio solo sonaba casualmente como una expresión hebrea que la etiquetaba como la otra? ¿Debemos imaginar que sus esclavizadores ni se molestaron con el nombre que se le había dado y, tanto la llamaron con ese epíteto, que llegó a convertirse en su nombre para ellos? Por mucha entidad que tenga Agar, que es substancial, su historia es un elemento de la historia de otra persona. Por lo tanto, nadie se molesta en preguntar, en aprender, recordar o grabar su (verdadero) nombre. Su historia aparece en Gen 16 y Gen 21-1-21.
¿Cómo puede Agar ser esclava y esposa de Abraham al mismo tiempo?
La esclavitud es parte del tejido cultural del mundo que produjo las Escrituras. Aunque algunos debaten si debería utilizarse servidumbre o incluso esclavitud por deudas para describir esta institución, la presunción del derecho al acceso sexual marca el estatus de Agar como esclava. Al mismo tiempo, por instigación de Sara, ella se convierte en la esposa (ishah) de Abraham, el mismo estatus que tiene Sara (Gen 16:3). (Existía una categoría de esposa secundaria de menor categoría, pero Abraham y Sara querían que el bebé de Agar fuera su heredero). Sara controla cada aspecto de la vida de Agar, incluido el uso de su cuerpo.
La historia más amplia es sobre la fidelidad de Dios a Sara y Abraham y su incapacidad de esperar el cumplimiento de la promesa divina (ver Gen 12: 7, Gen 15: 1-6, Gen 16: 1-3, Gen 17: 15-22 Gen 21: 1-7). Cuando Sara no queda embarazada decide procrear un hijo a través de una madre sustituta, de su propiedad, para que el niño sea suyo. Después de concebir, Agar menosprecia a Sara y Sara decide deshacerse de ella y del niño aún no nacido (Gen 16:4-6). Abraham afirma el control de Sara sobre su esclava y Sara le inflige algún tipo de abuso (el verbo hebreo que se utiliza es el mismo de Éxodo 1:11 para describir la opresión egipcia de los israelitas, que es significativamente más que la traducción habitual de “maltratarla”). Cuando Agar se escapa en Génesis 16: 6-8, incluso Dios afirma la propiedad de Sara sobre Agar. Agar regresa a su esclavitud por mandanto de Dios, pero su vida solo se vuelve más difícil. En Génesis 21:10, después de que Sara ha dado a luz a Isaac, ella decide que Agar y su hijo Ismael tienen que marcharse. Abraham abandona a Agar y a su hijo en el desierto con una provisión mínima para cumplir con su destino (Gen 21:14). La condición de Agar como esclava, y no como esposa, dicta su destino: los que poseen su cuerpo lo usan y lo descartan como mejor les parece.
¿Es el Dios de Israel el Dios de Agar?
Agar tiene dos encuentros extraordinarios con Dios. Cuando ella se escapa, un mensajero divino (Dios encubierto) se le aparece (Gen 16:7). El mensajero pregunta y ella responde. El mensajero ordena y ella obedece. ¿Ella sólo está respondiendo al poder de un ser sobrenatural o acepta la soberanía del Dios de Abraham? Su respuesta puede ofrecer una pista. Agar recibe el mismo tipo de promesa divina de descendencia que Abraham y Sara en Gen 16:11-12 (compárese con Gen 17:19-21). En esa promesa Dios se identifica como Yhwh. Agar no se dirige a Dios con ese nombre. En lugar de eso, ella le da un nuevo nombre a Dios, uno de su elección. Ella llama a Dios El Ro’i: “Dios, quien me ha visto” o “Dios, a quien he visto”. El hecho de que una persona le ponga un nombre a Dios no tiene precedente, ni hay ningún ejemplo siguiente de alguien que le ponga nombre a Dios en las Escrituras.
¿Cómo ve Dios a Agar? En Génesis 16:11 el mensajero declara que Dios “prestó atención” a la aflicción (opresión) de Agar. Estas son las mismas palabras que Dios dice a través de Moisés a los israelitas esclavizados en Éxodo 3:16 y Éxodo 4:31. A lo largo de las Escrituras hebreas este lenguaje se utiliza para Dios e Israel, y también para Agar. En el segundo encuentro divino en Gen 21:17-20, Dios (a través del mensajero divino) escucha los gritos (literalmente “voz”) del hijo de Agar desde el cielo. Esta es la respuesta habitual de Dios a los israelitas: Raquel (Gen 30:6), Israel (Nm 20:16, Dt 26: 7) y David (2 Sam 22: 7, Sal 18: 6) son escuchados por Dios. La promesa de Dios a Agar en nombre de su hijo, “Haré de ti una gran nación”, es la misma que se le ha dado a Abraham (Gen 12:2), Jacob (Gen 46:3), Moisés (Ex 32:10; Dt 9:14) e Israel (Nm 14:12). Como receptores de una promesa dinástica, Agar e Ismael están en compañía de Sara y Abraham; otros los seguirán, pero ninguno fuera de Israel.